CUIDADO DENTAL EN LA INFANCIA


Para prevenir la caries en el cuidado dental en la infancia habrá que incidir en cada uno de los factores de riesgo, y esto significa que:

Hay que reducir el número de bacterias cariogénicas con un buen método de higiene oral.

Hay que disminuir la susceptibilidad de los tejidos dentales y favorecer su remineralización en estados iniciales de la enfermedad. Estos lo conseguimos gracias a la acción del flúor. Por eso es importante utilizar pastas dentales que contengan este elemento en más o menos concentración según el nivel de riesgo de cada individuo.

Controlar la dieta, que suele ser el factor de mayor riesgo y más complicado de controlar. No obstante, cuando hablamos del tipo de alimentación no sólo nos referimos a la disminución de azúcares. Sino que hay otras consideraciones a tener cuenta.

Por ejemplo, que todos los alimentos o bebidas con pH ácido van a favorecer la erosión dental, que indirectamente va a favorecer la aparición de caries por debilitar la estructura dental. 

Además, son numerosos los estudios que demuestran que la obesidad está relacionada con una disminución de la actividad inmune del organismo.

Es muy importante que empecemos con la educación en higiene oral de los niños cuanto antes. Se considera que la primera visita al odontopediatra debería realizarse al año de edad, que es, aproximadamente, cuando el niño tendrá erupcionados los incisivos anteriores (4 arriba y 4 abajo). Es en esta visita cuando el profesional instruirá a los padres sobre las medidas de higiene oral.

Durante los primeros meses de vida, cuando aún no han erupcionado los dientes, podemos realizar la higiene oral con una gasa humedecida. De esta manera, instauraremos el hábito desde bien pequeños y, además, aplicando cosas fresquitas mitigaremos el dolor causado por la erupción de los dientes temporales.

Niños de 3 años

Una vez empiezan a erupcionar los primeros dientes de leche y en niños de menos de 3 años, los padres deberán realizar el cepillado, un mínimo de dos veces al día y, sobretodo, antes de irse a dormir. 

La mejor técnica para llevar acabo el cepillado es colocarse detrás del niño, con el niño sentado en la falda y mirando ambos en la misma dirección. Debemos prestar especial atención a la arcada superior, que es donde suelen aparecer las primeras caries, elevando los labios para comprobar que no existen manchas en los dientes. 

Hasta los 3 años no usaremos dentífricos, ya que a esta edad los niños no toleran bien ni el sabor ni la espuma y, además, no tienen un buen control de la deglución. La única excepción sería en niños con elevado riesgo de caries y siempre recomendado por el odontopediatra.



Niños de 3 a 6 años

En niños de 3 a 6 años de edad, es importante hacerlos partícipes en el proceso de higiene bucal. Primero realizarán el cepillado los padres, sin pasta. 

Seguidamente, lo realizará el niño, imitando a los padres, con un poquito de pasta (cantidad similar al tamaño de un guisante). Los dentífricos específicos para esta edad deben contener bajas concentraciones de flúor (alrededor de 500ppm).


Niños mayores de 6 años

En niños mayores de 6 años, deben ser ellos quienes adquieran progresivamente una responsabilidad mayor sobre su higiene, aunque siempre supervisados por los padres. Usarán dentífricos fluorados y, poco a poco, deberán ir introduciendo la seda dental en su higiene diaria.

No obstante, ya hemos explicado que la aparición de la caries no sólo depende de la presencia de bacterias, sino que también se necesitan unos dientes susceptibles y un medio favorecedor. Por lo tanto, en los niños habrá que aplicar las mismas medidas que comentábamos anteriormente. 

Además de realizar una buena higiene oral, es muy importante el control de la dieta, suprimiendo al máximo los azúcares refinados y, más aún, si son consumidos en formato enganchoso o en formato zumo (zumos industriales, chuches, sugus, yogures bebidos), y las bebidas o alimentos ácidos (sobretodo, bebidas carbonatadas, que además de ser ácidas, suelen contener grandes cantidades de azúcar). 


En ocasiones, se pueden aplicar fluorizaciones profesionales en niños con alto riesgo de caries y, por supuesto, es de vital importancia acudir, cada 6 meses, a las visitas de control con su odontólogo de confianza para obtener una valoración profesional.

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